Las competencias son capacidades y comportamientos que se observan habitualmente en la persona y le dan posibilidades de alcanzar el éxito en las funciones y tareas que cumple, de allí que al ser una persona emprendedora, es capaz de identificar las oportunidades que le brinda el medio donde se desenvuelve, creando y transmitiendo su visión tanto personal como organizacional, venciendo los constantes retos que se le plantean.
Además, el líder emprendedor, trabaja con un propósito, una visión y misión, sustentada en principios y valores humanos y sociales, con los cuales guía sus pasos hacia un futuro exitoso y sostenible. De allí que actualmente es común escuchar que el líder diseña y construye su futuro, propiciando un presente productivo basado en las experiencias, los conocimientos y habilidades adquiridas en el pasado, lo cual nutre su vida de energía proactiva y positiva, haciéndose responsable de su aprendizaje.
Todo lo antes planteado, permite suponer cambios trascendentales para las organizaciones de cualquier nivel, en este siglo XXI, donde el líder emprendedor, puede ser cualquiera dentro de ella, o mejor aún, son todos quienes unidos, trabajando bajo la misma dirección buscan un horizonte (objetivo) compartido. Pero es fundamental la preparación de esos líderes quienes en el campo educativo son el director, el subdirector de la Institución y todos y cada uno de los docentes de aula en su rol de gerentes, correspondiéndoles el trabajo fuerte, y ambicioso de lograr la transformación primero individual, cargados de esa autoestima positiva, y luego colectiva con la cual, se pretende formar a los próximos agentes de cambios.
En ese orden de ideas, desde el punto de vista personal, el líder emprendedor debe ser una persona con una autoestima equilibrada, entendiéndola como auto respeto, es decir, con un valor claramente asignado a su persona, que le da la capacidad para pensar, juzgar, escoger y decidir, saber comprender los intereses y necesidades propias, incorporando la confianza y seguridad que tiene de sí mismo. Este auto eficacia genera un sentimiento de control sobre la vida, la sensación de estar en el centro vital de la experiencia.
Por otra parte, el auto respeto es la confianza en los valores, es una actitud afirmativa hacia el derecho de vivir, ser feliz y tener libertad de hacer los pensamientos, deseos, necesidades y alegrías, así como permite la estimación mutua y hace posible un sentido de compañerismo. El líder emprendedor posee una autoestima elevada, se siente seguro de sí mismo por los niveles de auto eficacia y auto respeto que posee, es capaz de dar, de orientar, sentirse guía y por ello, tiene más posibilidades de dar acompañamiento al personal que está a su cargo.
Esta competencia personal y humana del líder emprendedor, le da la capacidad de influir diariamente en la vida de los demás, se convierte en un modelo de otros y por ello, son moldeadores de vida tanto personal como profesional. En efecto, la vida personal del líder, puede ser crucial para las personas que están a su cargo, por cuanto en posición de liderazgo, de poder, facilitará el desarrollo potencial de quien lo sigue, fomentando, demostrando aceptación, instruyendo, entreteniendo, señalando éxitos y creyendo en sí mismos y en los demás.
Cabe destacar, que el poder de la persona sobre sí mismo, se convierte en un punto crucial, relevante, de carácter positivo o negativo, para quienes están con el, de allí, la responsabilidad del líder en su hogar, institución, y comunidad, cuando desarrolla su función de guía orientador ante los demás, de manifestar una adecuada autoestima, en razón que sirve de modelo y la forma como se valore y acepte, permitirá a los otros asumir dicha manifestación, por ello, es fundamental cuidar de su propio crecimiento y desarrollo, de la cual depende, la riqueza, calidad y vitalidad de su vida, enseñando lo que sabe y lo es.
Por lo tanto, en el escenario educativo el líder emprendedor, debe realzar su autoestima, lo cual le permitirá enriquecerse y hacer lo mismo, irradiar su energía positiva hacia los demás, influyendo en sus actos propiciando el desarrollo de funciones efectivas con base en competencias específicas que le facilitan el trabajo a realizar dentro de la institución, muy especialmente al administrar el talento humano.
En tal sentido, y tomando en cuenta los aspectos anteriores, se puede concretar que las competencias son conductas que se demuestran en la actuación diaria y en el desempeño laboral permitiendo desenvolverse eficazmente, al demostrar los conocimientos, las habilidades y las cualidades que posee un líder emprendedor efectivo porque se supone hace a la persona calificada para realizar las funciones y tareas a las cuales ha sido asignada.
De igual manera, la competencia facilita la toma de decisión ante los demás, y el poder y la autoridad sobre las personas a su cargo, pero, es básico que la persona manifieste en su comportamiento habitual y laboral, su habilidad para realizar determinadas tareas. En el caso del líder es garante de la educación de los participantes de una institución, ante la comunidad y padres y representantes, debe manejar entre sus competencias, los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes básicas para liderar, comunicar, motivar, decidir analizar e integrarse con estas personas, generando situaciones armónicas, equilibradas y productivas para sí mismo y los demás, con lo cual, se contribuye a lograr los objetivos planteados en el plantel en el orden académico y administrativo.
Estas competencias se mantienen y permanecen cuando están soportadas por los conocimientos, el deseo y la habilidad de lograr sus objetivos, siendo importante la preparación y la formación permanente, por cuanto está claro que las personas líderes, tienen habilidades para desarrollar su gestión, pero debe manejarse de forma flexible, adecuándolas según las exigencias, los requerimientos de cambio contextual de manera oportuna, así como sean las situaciones en el lugar de trabajo, lo cual determinará la capacidad de manejar los hechos y conflictos para tomar la decisión pertinente de manera de darle respuesta a cada momento.
Al respecto de todo esto, se plantean, competencias fundamentales, las cuales se discriminan y usan según sea la situación a intervenir dentro de la institución. Entre las competencias genéricas se consideran: la amplitud de conocimientos para estar bien informado, astucia para tener un entendimiento claro, razonamiento para encontrar alternativas, organización para trabajar productivamente, enfocarse en conseguir resultados, liderazgo, sensibilidad para identificar otros puntos de vista, cooperación para trabajar en equipo y orientación a conseguir objetivos a largo plazo.
Las competencias laborales o gerenciales, son el conjunto de atributos personales visibles que se aportan al trabajo, o comportamiento para lograr un desempeño idóneo y eficiente, integrando elementos característicos del ser humano.
Las competencias básicas hacen referencia a las habilidades básicas, como son la capacidad lectora, escritora, aritmética y matemática, hablar y escuchar; desarrollo del pensamiento: pensamiento creativo, solución de problemas, toma de decisiones, asimilación, comprensión y capacidad de aprender a aprender así como a razonar (organizar conceptos), considerando además, las cualidades personales de auto-responsabilidad, autoestima, sociabilidad, auto dirección, proactividad e integridad.
Cabe destacar, que los aspectos de las competencias genéricas, laborales y básicas se integran para conformar las características y cualidades de un líder emprendedor efectivo, partiendo de una visión transformadora y situacional, haciendo uso de una comunicación asertiva y acertada con todas las personas con las cuales le corresponde trabajar, motivándolas para participar en equipo y tomar decisiones, donde la negociación entre todos es la pauta de comprensión que conduce hacia el éxito.
Desde el punto de vista tanto personal como profesional y ocupacional, el líder emprendedor, debe contar con una característica especial que la irradia ante los demás y le permite llegar con gran influencia a quienes están a su cargo, condición utilizada en la actualidad y por lo cual, se le ha dado una variación en cuanto a su significado, por cuanto era identificado como poder, mando de manera autocrática y disciplinar, no obstante, su verdadero sentido es otro, influenciar a la gente para que trabaje con entusiasmo en la consecución de objetivos en pro del bien común, analizando la necesidad de requerirse una destreza especial pero posible de aprender y desarrollar si se une el deseo apropiado a las acciones apropiadas.
Asimismo, enfatiza en el término influir por cuanto el líder emprendedor busca ser seguido sin forzar o coaccionar, es decir, sin abusar del poder sino de la autoridad conferida por sus características, consiguiendo que la gente haga voluntariamente lo que el líder quiere, de allí, el arte, la inteligencia y el poder creativo requerido para obtener esto, considerando la capacidad de ayudar a las personas.
Por lo tanto, ser líder emprendedor, es tener un don que solo se puede ofrecer a los demás, por cuanto, los nuevos valores de autoestima y responsabilidad individual y de una cultura empresarial diferente aprecian al capital humano, como lo más importante dentro de una organización, creando un contexto en el cual puede emerger la inteligencia colectiva, sin menoscabo de lo individual, uniendo aprendizaje personal con organización inteligente, funcionando al unísono.
Con estas expresiones se enfatiza en el cambio radical de un líder, sobre todo al contextualizarlo en la sociedad del siglo XXI que exige de los gerentes más que administrar, liderizar, sirviendo de modelos, e influir en los otros, formándolos para que todos sean verdaderos líderes, propiciando la colaboración con los demás y del aprendizaje mediante la lucha de comprender los intereses comunes de la confianza de creer en un mejor mañana posible y alcanzable, de crecer por medio de equipos de trabajo plenamente integrados y a través del éxito logrado por la implementación de los planes.
Dulce Guerra